jueves, 28 de febrero de 2019

Reseña de Quetzalcoatl (prototipo)

Buenas a todos, seguidores de Khyndrak

     Hoy os vengo a hablar de un juego de mesa que ahora mismo está bajo pruebas y que está creando David Santas, dueño de la web Doctor Frikistein. También es quien colabora conmigo en la actualidad realizando las videoreseñas. Os presento Quetzalcoatl, y no, no es precisamente el Guardian Force del videojuego Final Fantasy VIII, sino que se trata del dios azteca, conocido como la serpiente emplumada (si, en el Port Aventura de Tarragona hay una atracción que se llama así).





       La trama del juego trata de un grupo de tribus aztecas que cada año se reúne para demostrar a Quetzalcoatl cuál de ellas es digna de recibir su favor. ¿Cómo? Pues nada más ni nada menos que escalando su templo, en cuya cima está el nido del dios repleto de huevos. Cada tribu manda a sus dos mejores guerreros para que escalen el templo, cojan un mínimo de dos huevos del nido de Quetzalcoatl y los pongan a salvo bajándolos hasta el pie del mismo. El problema es que los guerreros de cada tribu se harán la vida imposible entre ellos para evitar que los rivales ganen, añadiendo además que el templo está repleto de trampas y que tiene la capacidad de cambiar la orientación. Puede ser que subir hasta la cima sea muy fácil, pero bajar es toda una odisea. 

        
       A continuación veréis el vídeo en el que David Santas explica cómo se juega. Por consiguiente, podréis ver una partida para haceros una idea sobre su funcionamiento. La conclusión que aportaré en esta entrada no será como las que doy normalmente porque como el título presentado es un prototipo no puedo hablar sobre materiales, calidad... así como tampoco puedo decir si recomendaros su compra o no debido a que todavía puede tener cambios en las reglas. Me ceñiré a hablaros lo más subjetivamente posible en base a las tres partidas que he jugado.



¡Disfrutad del vídeo!





* Conclusión.

       David Santas creó hará cosa de año o año y medio el juego TheChef King, título que tenía el objetivo de divertir al público haciendo de profesor de conceptos básicos de nutrición, como por ejemplo qué alimentos son más saludables respecto a otros, qué productos hay que comer más durante el día y cuáles en menos cantidad... La idea del juego está muy bien y logra su objetivo, que es ser un juego puramente educativo (un serious game, vamos). No obstante, la mecánica es bastante simple y a los más jugones puede llegar a aburrirles. En cuanto a los niños, el público objetivo principal del título, si no juegan con sus padres cuando son ellos los que deben infundirles valores y enseñanzas varias fuera del colegio de bien seguro que el juego poco les aportará. TheChef King no es que sea un mal juego, a mí personalmente me gusta y por eso está reseñado en mi blog. Yo sigo la norma de que si un autor me manda su juego para que lo reseñe y no me gusta por motivos varios no hago la reseña, más que nada porque no me apetece tener que cambiarla al son de lo que el autor quiere, violando mis propias opiniones. Ya me pasó una vez y no voy a decir el título del juego por respeto. Eso sí, nunca más. Volviendo a lo que estaba, la pega que tiene TheChef King es que está hecho para educar a través del juego y pienso que la gente está poco acostumbrada a eso por norma general, salvo los centros educativos.

     Quetzalcoatl, por el contrario, es un título con mucha mala uva que gustará a muchas más personas. Estáis ante un juego de fastidiar a los rivales hasta la saciedad, evitando que consigan bajar a los pies del templo los huevos conseguidos en la cima del mismo. Las tres partidas que he jugado han sido con el propio autor, David Santas, por lo que en todas hemos sido dos jugadores. Puedo decir que ya con cuatro guerreros dispersos por el templo (cada jugador tiene una pareja de dos muñecos) el juego se convierte en una auténtica batalla campal: empujones, colocación de trampas, intentar interceptar el huevo cuando un rival intente pasárselo entre sus guerreros... No quiero ni imaginarme como será una partida a cuatro jugadores, que es el máximo de participantes que admite el título. En este caso estamos hablando de hasta ocho guerreros dándose de tortas por bajar los huevos a los pies del templo. Un The island sobre una gran edificación azteca, vaya. Por lo tanto, debo decir que a dos jugadores el juego funciona perfectamente, aunque falta por probarlo a tres y a cuatro, números que convertirán las partidas en un auténtico caos, tanto para bien como para mal según el propio criterio de aquellos que lo juguéis. 

        La primera cosa que me llamó la atención de Quetzalcoatl es el tablero, es decir, el templo sobre el que se juega. Es inusual encontrarse superficies de juego así. A mí, desde luego, me encanta y, aunque sea un prototipo, debo decir que las ilustraciones empleadas son la mar de acertadas. Puede suponer un inconveniente para algunos el hecho de que al ser un tablero tridimensional tengáis que estar poniéndoos de pie para poder ubicar vuestros guerreros, los cuales igual estarán escondidos detrás de alguno de los pisos del templo. Nosotros lo acabamos haciendo durante los testeos, pero pienso que es algo natural si el tablero tiene este formato. Depende ya de cada uno, de si le gusta estar poniéndose en pie o no cuando se tercie. Bueno, realmente lo que es posible hacer como alternativa es levantar los pisos del templo necesarios para ver qué hay detrás de ellos y ya está. No todo puede ser perfecto, aunque para mí no es una pega gorda que me evite el jugarlo.

      Como ya he mencionado anteriormente, Quetzalcoatl ofrece bastante interacción entre jugadores. Cada uno de vosotros tendrá en su turno una mano de seis cartas. Dichas cartas os permitirán avanzar casillas en el templo y escalar pisos para alcanzar la cima. La parte interesante radica en las habilidades de las cartas y en las trampas. Hay una habilidad en concreto, la del jaguar, que os permite empujar al guerrero de un jugador, mandándolo al piso directamente inferior y, en caso de tenerlo, perdiendo el huevo que lleve. Por el contrario, la habilidad del águila os da la posibilidad de esquivar la del jaguar, teniendo ocasión de jugarla fuera de vuestro turno como contraataque. Las trampas también le dan un toque hermoso de fastidio total a las partidas: fosos que ayudan en el descenso al pie del templo teniendo un huevo en posesión pero que perjudican durante el ascenso para conseguir uno; muelles que te impulsan hacia arriba y que ayudan durante la subida a la cima pero que son un incordio al intentar bajar hasta abajo del todo; y rocas de Indiana Jones que aplastan a todo guerrero que se cruce en su camino. Se puede apreciar un nivel bueno de estrategia. Hay momentos adecuados para utilizar cada trampa y cada habilidad. Es asunto vuestro cómo os gestionáis vuestra mano de seis cartas durante vuestro turno, ya que podéis utilizar la cantidad de ellas que queráis y que el juego os permita en ese instante. 
         
        En definitiva, Quetzalcoatl es un juego ideal para jugadores a los que les gusten los títulos en los que para ganar hay que maltratar hasta la saciedad a los rivales. Ofrece su pequeña dosis de estrategia a la hora de gestionaros la mano de cartas: las hay que podéis utilizarlas en vuestro propio turno, pero algunas de estas también pueden ser utilizadas durante la actuación del resto de jugadores. La idea de David Santas es que el juego sea apto para niños de seis años. En mi opinión, creo que lo más adecuado sería que lo empezaran a jugar aquellos que tengan un mínimo de ocho años, debido a que el juego dispone de la necesaria cantidad de reglas como para que a un nene de seis años le estalle la cabeza asimilando toda la información que el juego aporta.


       ¡Esperemos que Quetzalcoatl vea la luz algún día!

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